
Sube el gasto militar de los paises de America Latina
¿Se justifica ese gasto en países que enfrentan numerosos problemas sociales?
Mundo04 de junio de 2024
En el articulo llamado “Mas poder y armas a militares latinoamericanos” escrito por el periodista de CONNECTAS Octavio Enriquez se señala el crecimiento del gasto militar en America Latina.
Esta tendencia plantea preguntas críticas: ¿Se justifica ese gasto en países que enfrentan numerosos problemas sociales? ¿Por qué asignar más presupuesto a defensa cuando no hay guerras interestatales? ¿Quién se beneficia y quién pierde con esta tendencia?
El Ministro de Defensa de Brasil, José Múcio Monteiro, argumentó el 19 de abril de 2024, ante el Congreso brasileño, que el ejército carecía de fondos suficientes, lo que dejaba a los marineros sin barcos, a los pilotos sin aviones y a los soldados sin equipo. El presupuesto militar de Brasil, el 1,1% de su PIB, asciende a 22.887 millones de dólares, el mayor de América Latina. Esto todavía está por debajo del promedio mundial del 2,3% del PIB. Cinco días después, el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) informó de un gasto militar mundial sin precedentes de 2,44 billones de dólares en 2023, impulsado por los conflictos en Oriente Medio y Europa. El analista Moisés Naím señaló que este monto podría cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, que se estiman en $3 billones.
A pesar de la ausencia de conflictos interestatales, los países latinoamericanos han aumentado sus presupuestos de defensa. Brasil experimentó un aumento del 10,24% en 2023, México del 14,88% y Colombia del 9,71%. El presupuesto de defensa de México alcanzó los 11.825 millones de dólares y el de Colombia 10.701 millones de dólares. El aumento del gasto militar se puede clasificar en dos áreas principales: defensa nacional y seguridad interna, esta última dirigida a menudo a la seguridad ciudadana o la represión política, como se ve en Nicaragua y Venezuela. En Brasil, la falta de equipo naval cae dentro de la defensa nacional, mientras que países como México, Ecuador, El Salvador y Honduras utilizan sus militares para la seguridad pública.
Militarización de la seguridad pública
Expertos como el ex Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Edgar Gutiérrez, observan un resurgimiento de la influencia militar en la política, que recuerda a dictaduras militares pasadas. Esta tendencia es prominente en Centroamérica, pero también se observa en Sudamérica, impulsada por líderes electos que buscan utilizar fuerzas militares para la seguridad nacional en medio de una violencia cada vez mayor. Ana Yancy Espinoza, académica de la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, señala a la seguridad pública como justificación de esta militarización. Países como los del Triángulo Norte y Haití ejemplifican esta tendencia. En 2023, República Dominicana asignó 893,2 millones de dólares para gastos militares para combatir la violencia de las pandillas de Haití. Honduras, El Salvador y Guatemala también dedicaron fondos sustanciales a la defensa.
América Latina sigue siendo la región más violenta del mundo, con una tasa de homicidios cinco veces mayor que la de América del Norte y diez veces mayor que la de Asia. El Banco Mundial informó en enero de 2024 que un tercio de los homicidios mundiales ocurren en América Latina y el Caribe. Espinoza sugiere que el éxito del estado de emergencia de El Salvador en el control de las actividades de las pandillas puede estar influyendo en otros países para que adopten estrategias de militarización similares.
En Nicaragua y Venezuela, las alianzas políticas con los militares han fortalecido las dictaduras, permitiendo a los regímenes mantener el poder mediante la represión. El gobierno de Nicaragua ha aumentado la financiación para las fuerzas policiales y militares, reprimiendo a la oposición y aplicando un estado de emergencia de facto. El retorno a la influencia militar se produce en medio de graves desafíos económicos. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informó en noviembre de 2023 que más de 180 millones de personas en la región carecen de ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, y 70 millones no pueden permitirse alimentos básicos. Esto representa el 29% de la población que vive en la pobreza.
En Argentina, las políticas populistas del presidente Javier Milei incluyen importantes compras militares, como la adquisición de 24 aviones de combate F-16 de Dinamarca por 650 millones de dólares. El sociólogo Armando Borrero sugiere que las acciones de Milei están impulsadas por la presión militar por la superioridad aérea, rompiendo con la tradición de líderes anteriores que debilitaban a las fuerzas armadas para evitar golpes de estado.
El aumento del gasto militar en América Latina, a pesar de la falta de guerras interestatales, parece impulsado por preocupaciones de seguridad tanto externas como internas. Si bien apunta a abordar cuestiones como la violencia de las pandillas y la inestabilidad política, esta tendencia plantea importantes preocupaciones sobre la asignación de recursos en una región que lucha contra la pobreza y la desigualdad. Los beneficios sociales del aumento del poder militar siguen siendo cuestionables, especialmente cuando se los contrasta con las urgentes necesidades sociales de la población de América Latina.
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