Escuelas autogestionadas: cuando la innovación es una etiqueta

Un análisis de las escuelas autogestionadas revela que la retórica de la innovación choca con prácticas limitadas y un modelo que prioriza la lógica de mercado por sobre una transformación pedagógica profunda.

MundoHace 1 horaSergio QuirogaSergio Quiroga
EscuelaCarlosEdgardoZavala

En la provincia de San Luis, las llamadas Escuelas Autogestionadas –también conocidas como Experimentales o Escuelas 2001– se presentan en los papeles, como faros de innovación dentro del sistema educativo. En los ultimos años, estas escuelas de San Luis han presentado escasas iniciativas en las  Ferias de Ciencia ProvincialesSin embargo, un examen detallado de su funcionamiento muestra una brecha significativa entre el discurso oficial y las prácticas concretas, donde la prometida libertad para crear se ve acotada por un modelo de gestión que prioriza la eficiencia y la competencia.

La innovación es, en efecto, el pilar retórico sobre el que se construyó este sistema. Inspirado en las charter schools estadounidenses, es el modelo otorga a las Asociaciones Educacionales a cargo la autonomía para diseñar su Proyecto Educativo Institucional (PEI), elegir a sus docentes y manejar recursos. El objetivo declarado es claro: liberar a las escuelas de las rigideces burocráticas para fomentar proyectos pedagógicos únicos y de calidad. Los directivos suelen destacar esta "apertura al cambio" como la característica distintiva. Esto tambien permite que si no son suficientemente controladas, los fondos pueden ser utilizados en fines no educativos o en aumentos desmedidos de los salarios directivos.

La innovación educativa es un concepto fundamental y un objetivo central en el marco de las reformas educativas que introdujeron las escuelas autogestionadas (Escuelas Experimentales o Escuelas 2001) y formatos posteriores como las Escuelas Generativas en San Luis. Existen casos de docentes innovadores en estas escuelas, educadores que deberian ser premiados por sus esfuerzos, por la elaboración de sus proyectos de manera simbolica y con mejores recursos materiales, tecnicos y remunerativos.
La innovación con la que se define estas escuelas hibridas, politicas o de mercado es principalmente a través de su propósito y de las condiciones que permiten su desarrollo: la autonomía institucional y la mejora de la calidad educativa que desde hace años aparece en los estatutos y discursos, pero que emerge escasamente en la practica.

No obstante, al observar el desarrollo concreto de estas innovaciones, el panorama se vuelve menos revolucionario. Las estrategias pedagógicas implementadas se deebrian centrar predominantemente en el trabajo por talleres –denominados "laboratorios" o "bandas"– y en actividades de apoyo escolar. Eso no se ha hecho regularmente. Si bien estas son prácticas valiosas, no son inéditas en el panorama educativo de San Luis, ya que han sido desarrolladas tambien por numerosas escuelas públicas "tradicionales" y privadas en todo el país. La principal diferencia cuantificable radica en la posible extensión de la jornada escolar, idea que es limitada por la rigidez de la infraestructiura y de los tiempos escolares, más que en una transformación cualitativa del proceso de enseñanza y aprendizaje.

La innovación en las escuelas autogestionadas se promueve a través de la autonomía de gestión y la libertad pedagógica delegada a estas Asociaciones Educacionales que en los ultimos años han resultado no integradas por expertos educativos con la consiguiente dificultad  para desarrollar  proyectos específicos (PEI) y de poder ofrecer una oferta educativa diferenciada a los estudiantes aumentando la calidad de los servicios.  Sin embargo, la implementación a cuenta gotas de estas innovaciones , ha sido vista por críticos como una forma de segmentación educativa impulsada por una racionalidad eficientista y neoliberal, con el objetivo de introducir la lógica de mercado en la educación pública

Autonomía para competir, no para democratizar

La crítica fundamental al modelo apunta a desmontar la ecuación que presenta la autogestión como sinónimo automático de innovación y esta, a su vez, como garantía de calidad. Analistas del sector educativo cuestionan que la autonomía promovida esté al servicio de una reconstrucción democrática de la escuela. Por el contrario, argumentan que el modelo responde a una racionalidad económica eficientista, basada en la accountability (rendición de cuentas) y la competencia. En el cuasi-mercado educativo que estas escuelas conforman, la innovación se convierte en un "diferencial" necesario para atraer a las familias de menos recursos. La autonomía, lejos de ser un fin pedagógico, es el medio para que cada institución se distinga de las demás. Los cuantiosos fondos que reciben estas escuelas, no son usados para promover la educacion, para prpomover la formacion de sus docentes, para no premiar educadores. Si para mejorar el salario de los directivos y los gastos no educativos.

La herencia en las Escuelas Generativas

Esta lógica se ha perpetuado y acentuado en formatos posteriores, como las Escuelas Generativas, consideradas por algunos como reformas de "tercera generación" en San Luis. Estas repiten el esquema de autogestión y enfatizan metodologías como las "clases invertidas". No obstante, las críticas persisten: se señala que este modelo delega funciones estatales en la sociedad civil, precariza el trabajo docente al sacarlo de las regulaciones laborales comunes y promueve un "pseudo escolanovismo de mercado" centrado en el emprendedurismo individual, lo que termina fomentando un "diferencialismo discriminador". Las escuelas autogestionadas de San Luis encarnan una paradoja. La innovación, declarada como su esencia, en la práctica se manifiesta en cambios de formato antes que en una revisión profunda de las practicas escolares, de las autoreflexiones y de las finalidades de ka educación. El modelo demuestra que cuando la autonomía está al servicio de la competencia en un cuasi-mercado, la innovación corre el riesgo de quedar reducida a una etiqueta de marketing, o meramente a los discursos, lejos de los valores de igualdad y bien común que deberían guiar a la educación pública.

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