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En un acto reciente que dejó más preguntas que certezas, el candidato Jorge “Gato” Fernández volvió a dejar en evidencia la impronta del rodriguezsaismo en su campaña. Frente a una multitud de militantes y dirigentes locales, lanzó una frase que resonó con fuerza en el ámbito político provincial: “Tenemos que ganar Villa Mercedes para reivindicar a Anabella.” La declaración, lejos de ser un gesto aislado, se interpretó como una señal clara de alineamiento con el núcleo duro del albertismo y, en particular, con la exfuncionaria Anabella Lucero, quien enfrenta investigaciones judiciales vinculadas a presuntas irregularidades en la Casa de la Música, uno de los íconos culturales de la gestión de Alberto Rodríguez Saá.
Un acto con ecos del pasado
El evento, realizado el fin de semana en un club de la ciudad, sirvió como escenario para un discurso cargado de apelaciones emotivas y referencias al legado del exgobernador. Fernández insistió en la necesidad de “recuperar el espíritu de la gestión que transformó San Luis” y en “defender a quienes fueron injustamente atacados por intereses políticos”. Sin embargo, la frase dedicada a Lucero generó un inmediato impacto político. Para la oposición, se trata de una “confesión explícita de continuidad con un modelo agotado, que intenta revalorizar figuras sospechadas de corrupción”.
Para los seguidores del “Gato”, en cambio, la mención fue celebrada como un gesto de lealtad y reconocimiento hacia una dirigencia “que dio todo por el proyecto provincial”.
La sombra de la Casa de la Música
La Casa de la Música se ha convertido en un símbolo de las tensiones que atraviesan a Villa Mercedes. Concebida como un centro de producción y formación artística, hoy es mencionada recurrentemente en causas judiciales que investigan supuestas irregularidades administrativas y desvíos de fondos durante su gestión. Lucero, una figura emergente del rodriguezsaismo, dirigió el espacio hasta su abrupta salida en medio de denuncias y conflictos internos. Su vínculo político con el entorno de Rodríguez Saá y su cercanía a Fernández colocan su nombre en el centro de la escena electoral.
No es casual que Fernández haya elegido Villa Mercedes como escenario para este mensaje. La ciudad, segunda en importancia dentro de la provincia, se ha transformado en el epicentro electoral del rodriguezsaismo. Allí se librará una de las batallas políticas más intensas de la campaña, donde el oficialismo busca conservar influencia ante un electorado cada vez más crítico y fragmentado. El propio Alberto Rodríguez Saá, aunque sin presencia formal en la lista, sigue operando como referente simbólico del espacio, mientras que los nuevos liderazgos —entre ellos el propio Fernández— intentan reconfigurar una identidad política en crisis.
Reacciones y lecturas políticas
Tras el acto, dirigentes opositores de distintas fuerzas coincidieron en que las palabras del “Gato” reflejan “una estrategia de reivindicación del pasado y de blindaje político ante los procesos judiciales”.
Desde el sector de Unión por San Luis, en cambio, minimizan la polémica y aseguran que Fernández “defiende la trayectoria de quienes fueron perseguidos mediáticamente”. La tensión entre renovación y continuidad parece marcar el pulso de la campaña. Mientras el candidato insiste en “recuperar el orgullo puntano”, crecen las voces que advierten que el mensaje podría tener un efecto contraproducente entre los votantes independientes.La frase “reivindicar a Anabella” resume un dilema más profundo: ¿hasta qué punto la sociedad puntana está dispuesta a volver a abrazar a los referentes del rodriguezsaismo?
En un contexto de desconfianza hacia la dirigencia y de demandas de transparencia, la apuesta de Fernández puede ser vista tanto como una muestra de lealtad política como un riesgo electoral. El desafío para el “Gato” será convencer a los electores de que su campaña no representa un regreso al pasado, sino una continuidad renovada. Por ahora, la polémica lo mantiene en el centro del debate y convierte a Villa Mercedes en el escenario decisivo de una pulseada que trasciende nombres y alianzas.