

En medio de un PRO desorientado, sin liderazgo claro y en plena redefinición de su identidad política, Guillermo Dietrich —exministro de Transporte del gobierno de Mauricio Macri— vuelve a ganar protagonismo. No lo hace desde los escenarios, ni con discursos virales, sino desde donde mejor se mueve: la trastienda de la política.
Mientras las figuras más visibles del partido se dispersan —entre alianzas con Javier Milei, intentos de supervivencia política o repliegues estratégicos— Dietrich reaparece con una idea simple pero poderosa: reconstruir el PRO desde su esencia, con gestión, técnica y una nueva generación de cuadros.
El operador que vuelve cuando todos se fueron
Con Mauricio Macri corriéndose del centro de la escena, Patricia Bullrich absorbida por el universo libertario y Horacio Rodríguez Larreta debilitado tras su fracaso presidencial, el PRO se quedó sin liderazgo nítido. En ese contexto de fragmentación y pérdida de rumbo, Dietrich se mueve en silencio, pero con eficacia.
Durante el balotaje presidencial de 2023, Javier Milei necesitaba estructura, y el PRO se la dio. ¿Quién la coordinó? Dietrich. Fue él quien organizó la logística territorial para fiscalizar en todo el país, evitando que la elección quedara librada a la improvisación. Según distintas fuentes, sin ese armado, La Libertad Avanza habría tenido serias dificultades para sostener la elección. Lejos de buscar rédito público por su rol, Dietrich mantuvo un perfil bajo, aunque sus vínculos se mantuvieron activos. Hoy dialoga con todos: Macri, Bullrich, Larreta… e incluso Milei. Pero sin ataduras políticas visibles.
PRO
En un partido donde muchos dirigentes se volcaron al mileísmo, se aliaron con Sergio Massa o directamente desaparecieron del radar político, Dietrich conserva la impronta original del PRO cuyas caractreristicas relevantes son liberal en lo económico, profesional en la gestión y lejado de los gritos de la política
La "Selección Amarilla": un nuevo equipo sin Macri
Su proyecto no es personalista. De hecho, no quiere ser candidato, sino constructor. Trabaja en armar lo que él llama la “Selección Amarilla”: un nuevo equipo con vocación de gestión y compromiso con los valores fundacionales del partido. Entre sus apuestas figuran los jovenes formados técnicamente con amor por la gestion, legisladores jóvenes,, exfuncionarios macristas con experiencia de gobierno, pero sin vínculos con el mileísmo. e Intendentes del interior que aún creen en la marca amarilla. La meta: reconstruir el PRO desde abajo, con estructura, formación y coherencia. Sin depender de líderes carismáticos.
¿Por qué importa ahora?
Mientras Milei domina la agenda nacional, su coalición muestra signos de fragilidad estructural. Si ocurre una crisis política o económica, la ciudadanía podría mirar hacia otro lado, en busca de una alternativa confiable. Ahí es donde Dietrich ve una oportunidad ya que Bullrich juega en otra liga: ya es más funcionaria de LLA que referente del PRO, Larreta no logra recuperarse y Macri parece optar por un rol de consejero, sin volver al centro de la escena.
Dietrich, en cambio, sigue armando. Y lo hace con paciencia quirúrgica. Guillermo Dietrich no busca flashes ni likes. Pero entiende el tablero político. En un momento donde la política parece dominada por influencers y peleas en redes, el PRO necesita operadores que trabajen en silencio y con método. Su figura, discreta pero activa, puede no ser la cara visible de un nuevo liderazgo, pero sí la columna vertebral de una reconstrucción realista y eficaz. Mientras muchos se preguntan si el PRO tiene futuro, Dietrich ya lo está diagramando. Tal vez


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