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Teatro
ActualidadAyerEl Teatro TIM (Teatro Independiente de San Martín) presenta este viernes 17 de octubre, a las 22:00 horas, la cuarta función de la obra “Un día de junio de 1955”, una de las últimas creaciones del reconocido dramaturgo Roberto Cossa. La presentación tendrá lugar en la sala del teatro, ubicada en San Martín 466, con entrada a la gorra y una duración aproximada de 20 a 25 minutos.
La pieza surge de una convocatoria de Argentores para recuperar el género del radioteatro y tiene como objetivo central rememorar uno de los episodios más trágicos y oscuros de la historia argentina: el bombardeo a la Plaza de Mayo, perpetrado el 16 de junio de 1955. Lo particular de esta obra es que Cossa no solo es su autor, sino también un testigo directo de los hechos, ya que aquel día se encontraba cumpliendo con el servicio militar obligatorio en las inmediaciones de la Plaza.
Bajo la dirección general de Adriana Bazzano, la obra se presenta como una “profunda recreación” del ataque, atravesada por la memoria y el compromiso social. Según la gacetilla, la puesta en escena posee “gran potencia emotiva y sensibilidad política” y busca, ante todo, invitar a la reflexión “para que la historia no se repita ni desde lo social ni desde lo político”. Se trata de una propuesta íntima y comprometida que recorre los personajes protagónicos de la época. El elenco está integrado por Pablo Muract en el rol de relator, junto a Fernanda Abalos y Franca Tessi en las voces femeninas. Completan el plantel actoral Gustavo Ojeda, Andrés Policino, Carlos "Pitu" Ferreyra, Bernardo Díaz, Erasmo Flores y Gonzalo Amaya. El diseño y operación de sonido y video están a cargo de Enrique Díaz, mientras que Fabián Zerda se ocupa del aspecto técnico.
El proyecto trasciende las funciones en la sala. Existe una clara intención de que la obra pueda difundirse en escuelas, gremios, universidades y otros espacios culturales, con el fin de “fortalecer la conciencia social y promover la memoria histórica como un acto de justicia y compromiso colectivo”. “Un día de junio de 1955” se erige así no solo como un evento artístico, sino como un instrumento pedagógico y de resistencia contra el olvido.
El Bombardeo a Plaza de Mayo y los Grupos Militares de la Época
El bombardeo de la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955 es una herida imborrable en el cuerpo social y político de la Argentina. No fue un hecho aislado ni un simple “episodio” de violencia, sino un intento de magnicidio y un golpe de Estado fallido ejecutado por facciones de las Fuerzas Armadas. Su análisis crítico e histórico revela la profundidad de la fractura que existía en el país y el nivel de virulencia que había alcanzado la oposición al gobierno de Juan Domingo Perón. El bombardeo fracasó militarmente, pero tuvo un éxito político devastador. Demostró que la oposición antiperonista era capaz de llevar la violencia al extremo del terrorismo de Estado avant la lettre. Marcó un punto de no retorno: si un sector de las Fuerzas Armadas estaba dispuesto a masacrar civiles para derrocar un gobierno, cualquier salida democrática o constitucional quedaba seriamente comprometida. El atentado aceleró la espiral de violencia. La respuesta peronista, con la quema de iglesias, further polarizó a la sociedad. El bombardeo fue, en esencia, el prólogo sangriento del golpe de Estado que finalmente triunfaría en septiembre de 1955, autodenominado “Revolución Libertadora”. Este último estableció un patrón que se repetiría trágicamente en la historia argentina: la intervención de las Fuerzas Armadas como supuesto “árbitro” de la vida política, justificándose en una supuesta “superioridad moral” y despreciando la voluntad popular.
En este contexto, la obra “Un día de junio de 1955” de Roberto Cossa adquiere un valor fundamental. No es una mera reconstrucción arqueológica; es un acto de memoria viva. Al plasmar su vivencia personal, Cossa humaniza la historia, sacándola de las frías estadísticas y los análisis académicos para convertirla en una experiencia emocional y política compartida. El propósito declarado de la obra –“reflexionar para que la historia no se repita”– es el núcleo de un juicio crítico necesario. Recordar el bombardeo no es un ejercicio de nostalgia, sino una herramienta para comprender los orígenes de la violencia política en la Argentina y los peligros de la intolerancia y la fractura social. Al llevar esta obra a escuelas y gremios, se cumple con un imperativo ético: el de recordar a las víctimas y señalar a los victimarios, impidiendo que el relato de los vencedores de septiembre opaque la verdad de lo ocurrido en junio. Es, en definitiva, un acto de justicia histórica a través del arte, que nos interpela a no naturalizar la violencia como método de resolución de conflictos políticos.
Espectáculo musical único cuyos fondos serán destinados a trabajos de mejora y refacción de la Parroquia Nuestra Señora de la Paz
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