Educación en San Luis: el desafío de pasar del acceso a la calidad en 2026

A pesar de múltiples programas innovadores que mejoran la equidad, la provincia enfrenta el reto de transformar el corazón del sistema educativo: el aula y quienes enseñan en ella

ActualidadHace 4 horasSergio QuirogaSergio Quiroga
escuelaEnriqueMenoyo

San Luis ha sido reconocida a nivel nacional por implementar políticas educativas que promueven la inclusión y la equidad. Iniciativas como “Queremos Aprender”, “Queremos Resolver”, el Boleto Educativo Gratuito, el programa TuBi de bicicletas escolares, Conectando Parajes y los Intercolegiales deportivos y culturales, entre otros, reflejan una inversión significativa en mejorar el entorno del estudiante. Pero a medida que nos acercamos al 2026, surgen interrogantes cruciales sobre si estos planes son suficientes y si realmente están mejorando realmente la calidad de lo que se enseña y aprende en las aulas de San Luis. La respuesta, desde múltiples voces de la comunidad educativa no es clara y puede decirse que no es del todo.

Accesibilidad y equidad: una base necesaria

No se puede subestimar el impacto positivo de estos programas. En una provincia extensa, con población dispersa, garantizar el acceso físico a las escuelas es un paso clave. El boleto educativo y las bicicletas escolares han reducido significativamente el ausentismo, especialmente en zonas rurales. Las becas, tanto universales como por mérito, han aliviado la carga económica de las familias, y los programas de conectividad han acercado la educación digital a los parajes más alejados. Además, la expansión de Salas de 3 años y Centros de Desarrollo Infantil (CDI) ha fortalecido la estimulación temprana, un punto crucial para igualar oportunidades desde la infancia. A esto se suma el valor simbólico y social de los Intercolegiales, que fomentan pertenencia y vínculos positivos entre jóvenes. Todo esto construye un piso de bienestar educativo, indispensable para que los estudiantes puedan sostener su trayectoria escolar.

La calidad dentro del aula es, sin embargo, el gran problema no está fuera del aula, sino dentro de ella. La calidad de la educación que reciben los estudiantes sigue dependiendo, en gran parte, de factores estructurales que los programas periféricos no abordan directamente.

Condiciones de mejora

Condiciones laborales de los docentes pésimas ya que los entornos no suelen ser los mejores para enseñar y aprender y los salarios están por debajo de la inflación, y han quedado desactualizados. Se percibe la necesidad de tomar múltiples cargos para poder enfrentar esta situación y el estrés acumulado impactan en la motivación y en el tiempo de planificación pedagógica. Sin un docente con estabilidad y reconocimiento, ninguna herramienta externa puede sostener una mejora real. En algunos casos, se hace necesario pensar en dos docentes por aulas, debido a la creciente diversidad de las mismas y a la progresiva integración de los estudiantes.
Infraestructura deficiente ya que mientras se inauguran nuevos CDI, muchas escuelas primarias y secundarias siguen con problemas graves: aulas superpobladas, techos con filtraciones, baños en mal estado. La falta de inversión en mantenimiento edilicio básico limita la posibilidad de enseñar y aprender en condiciones dignas.
Formación docente inadecuada dado que la entrega de tecnología, en algunos casos, como netbooks o conexión a Internet,  no va acompañada de capacitación continua, situada y específica.  El sistema educativo asiste impávido a las turbulencias tecnológicas que lo sacuden. La transformación pedagógica requiere que los docentes aprendan a usar esas herramientas de manera significativa. De lo contrario, quedan subutilizadas.
Gestión educativa opaca y verticalista ya que parte de los recursos invertidos se pierde en estructuras de gestión poco eficientes o directamente inapropiadas. Escuelas administradas por asociaciones sin idoneidad pedagógica terminan administrando mal los fondos, sin rendición de cuentas claras. Además, los planes se diseñan desde una lógica centralista, sin considerar el diagnóstico propio de cada comunidad educativa. y el contexto donde actúa.
 

Perspectivas 2026: de lo periférico a lo estructural

A medida que la educación se proyecta hacia el 2026, San Luis tiene la oportunidad y la necesidad de trazar un nuevo rumbo. Para que los logros actuales no se conviertan en techo, sino en plataforma de despegue, es imprescindible complementar las políticas periféricas con transformaciones estructurales. Para dar un verdadero salto de calidad, San Luis debería:

Revalorizar la carrera docente, con aumentos salariales reales, estabilidad laboral y condiciones que permitan un ejercicio profesional de calidad.
Invertir en infraestructura escolar básica, priorizando mantenimiento urgente, construcción de nuevas aulas y mejoras en higiene y seguridad. Dotar a las escuelas de computadoras y conectividad.
Desarrollar un plan provincial de formación docente continua, con foco en didácticas clave (lectoescritura, matemáticas, ciencias), acompañamiento situado y relevancia práctica.
Auditar la gestión de los recursos públicos, sobre todo el formato de escuelas autogestionadas, garantizando que cada peso invertido llegue efectivamente al aula y controlar la idoneidad y profesionalidad de quienes integran las llamadas asociaciones educacionales, que son bendecidas por el poder ejecutivo para hacerse cargo de los establecimientos educativos.
Empoderar a las escuelas para que diagnostiquen sus necesidades y elaboren proyectos institucionales con apoyo técnico y financiero del Estado.
 

 2026

 

San Luis ha demostrado que puede ser innovadora en sus políticas educativas, y aunque la tasa de trasformacion de los procesos de enseñanza y aprendizaje sea poisblemente baja, viene maltratando desde hace largos años a la docencia. La inclusión no debe confundirse con calidad, ya que asegurar que todos lleguen a la escuela es apenas el primer paso. El desafío profundo y el verdadero legado hacia el 2026 y los años subsiguientes será lograr que todos aprendan, y que lo hagan en entornos dignos, con docentes reconocidos, formados y motivados.

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