El ensayo del profesor Federico Aguilera Klink llamado "Sobre la Deshumanizacion de la economia y los economistas" aborda la preocupación sobre la deshumanización que se ha producido en la economía moderna, tanto en su enseñanza en las universidades como en su divulgación a través de los medios de comunicación. Aguilera Klink argumenta que esta economía, centrada en la maximización de valores monetarios y la minimización de costos, ha llevado a una pérdida de conexión con la ética, los sentimientos y los valores humanos fundamentales. La economia es una ciencia social y como tal admite la inclusion de paradigmas diversos, teorias distintas y miradas alternativas. No es una ciencia exacta como algunos economistas pretenden afirmar.
Para respaldar la afirmación - de una economia sin personas, sin control de daños, una economia dogmatica, el autor recurre a citas de destacados pensadores económicos como Adam Smith y Karl Marx, quienes señalaron la importancia de considerar la naturaleza humana y la justicia en la economía. Smith, por ejemplo, enfatiza que la beneficencia y la justicia son pilares fundamentales de una sociedad próspera y que el ser humano debe integrarse en la naturaleza, no ignorarla.
Aguilera Klink sostiene que la economía actual se ha alejado de estas visiones holísticas y éticas, adoptando en su lugar una concepción reduccionista del ser humano como un "agente racional" que busca maximizar sus propios intereses monetarios. Esta visión, según el autor, empobrece tanto intelectual como psíquicamente a los estudiantes y a la sociedad en general, al legitimar un comportamiento egoísta y antisocial. Sin duda es una vision con sesgos cognitivos y parcial. Las politicas economicas deben acreditar dversidad de actores y miradas. El resultado, según Aguilera Klink, es una economía que ignora las consecuencias sociales y ambientales de sus acciones, enfocándose únicamente en el crecimiento económico medido por el Producto Interno Bruto (PIB). Esta economía, desligada de la ética y la responsabilidad social, puede conducir a situaciones donde las variables monetarias crecen, pero la realidad humana y ambiental se deteriora.
El autor aboga por una "rehumanización" de la economía y la sociedad, donde se reconozca la interdependencia entre los seres humanos, la naturaleza y la ética. Esto implicaría un cambio en la enseñanza y divulgación de la economía, priorizando una visión más amplia y ética que tenga en cuenta el bienestar humano y ambiental en lugar de simplemente el crecimiento económico y destaca la importancia de profundizar en las reflexiones de pensadores como Adam Smith y Karl Marx, quienes criticaron la reduccionista concepción del ser humano como un mero "agente racional" en la economía contemporánea.
Aguilera Klink argumenta que la enseñanza y divulgación actuales de la economía empobrecen intelectual y psíquicamente a los estudiantes y a la sociedad en general. Esta economía, centrada en la maximización de valores monetarios y la minimización de costos, ignora la ética, los sentimientos y los valores humanos fundamentales. El autor cita pasajes de Marx que denuncian la enajenación del ser humano por parte de la economía política y el capitalismo, que lo transforman en una mercancía carente de esencia espiritual. También destaca las reflexiones de Erich Fromm sobre la importancia de comprender las verdaderas necesidades humanas y de alcanzar una conciencia verdadera para promover la rehumanización de la economía y la sociedad.
Aguilera Klink critica la malinterpretación deliberada de las ideas de pensadores como Smith y Marx, que ha llevado a una simplificación y empobrecimiento de la visión del ser humano en la economía contemporánea. Aboga por una lectura más profunda y menos sesgada de sus obras para comprender la complejidad de la naturaleza humana y promover una economía más ética y centrada en el bienestar humano y ambiental.
Joan Robinson, en sus escritos sobre la enseñanza de la economía, expresa sus dudas sobre la integridad de su labor como profesora y la verdadera comprensión de los estudiantes. Ella señala cómo aquellos que solo buscan aprobar los exámenes aprenden a decir lo que se espera de ellos sin cuestionar el significado de lo que están aprendiendo. Este enfoque perpetúa un sistema en el que los estudiantes se convierten en examinadores y pierden cualquier duda que pudieran haber tenido. Robinson compara la enseñanza de la economía con la teología, argumentando que durante años se han aceptado conceptos sin sentido. Critica que esta doctrina académica ha desviado la atención de los verdaderos mecanismos de la economía capitalista en lugar de aclararlos.
Además, Robinson enfatiza la influencia psicológica de la enseñanza en los estudiantes, quienes necesitan creer que su esfuerzo tiene algún propósito, aunque no comprendan completamente el contenido. Este ciclo perpetúa la desviación de la atención de los estudiantes y el sistema educativo en general. Aunque estas quejas han sido expresadas por varios académicos, como Morin, sobre la necesidad de cuestionar la educación universitaria, a menudo son desatendidas.
John Kenneth Galbraith también aborda el problema de la enseñanza de la economía, señalando cómo la corporación moderna se convierte en un instrumento político al adquirir poder sobre los mercados, la comunidad y las creencias. Galbraith argumenta que la enseñanza de la economía, tal como se realiza, oculta esta realidad, lo que beneficia a las instituciones al tiempo que impide a los ciudadanos comprender cómo están siendo gobernados. Estos autores destacan la necesidad de reformar la enseñanza de la economía para que refleje una comprensión más completa de la realidad económica y social, en lugar de perpetuar una visión simplista y desviada de la misma.
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