

Desde que asumió el rectorado de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) en 2019, Víctor Moriñigo ha sido una figura singular dentro del mapa universitario argentino. Sin una trayectoria consolidada en la investigación académica —llegó al cargo sin haber publicado casi ningún paper—, su perfil como gestor y político fue el que marcó el rumbo de su administración. Reelegido en 2022, su segundo mandato se extiendió hasta 2025, en un contexto nacional complejo para la educación pública. Ya es diputado provincial electo desde el 11 de mayo por el Frente Electoral Ahora San Luis.
Un rector gestor: logros y estrategia política
Lejos del laboratorio o el aula de investigación, Moriñigo se posicionó como un conductor institucional pragmático, con una mirada puesta en la inclusión social, la modernización administrativa y la internacionalización de la universidad. Bajo su gestión, se implementaron políticas como el cupo laboral para personas trans y con discapacidad, así como la creación de una Diplomatura para dirigentes sociales, acciones que apuntan a democratizar el acceso y la participación dentro del espacio universitario.
En términos de infraestructura y gestión, se avanzó en la digitalización de procesos académicos y administrativos mediante la implementación de firmas digitales y expedientes electrónicos. También se diseñó un plan maestro de infraestructura, sostenido con fondos propios y convenios estratégicos, que buscó modernizar los espacios físicos de la universidad.
Una universidad con proyección regional e internacional
Uno de los hitos más visibles de su conducción fue su papel como presidente del Consejo de Rectores por la Integración de la Subregión Centro Oeste de Sudamérica (CRISCOS), que promueve la cooperación entre universidades de varios países sudamericanos. A esto se suma la organización en San Luis del 90° Plenario del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), evento que volvió a la provincia después de 15 años y que reforzó el posicionamiento institucional de la UNSL a nivel nacional.
Defensa de la universidad pública, con límites
Frente al ajuste presupuestario impulsado por el gobierno de Javier Milei, Moriñigo no dudó en alzar la voz. Advirtió públicamente sobre el riesgo de una “muerte por inanición” para las universidades públicas, debido a la falta de financiamiento adecuado. No obstante, las acciones del CIN, que él integró, no lograron comprometer a los gobernadores provinciales ni generar una estrategia efectiva de presión al Ejecutivo nacional. La defensa, si bien enfática, terminó siendo testimonial en un escenario donde el salario docente continúa en caída y la estructura universitaria en riesgo.
Comunidad universitaria y representación simbólica
En el plano interno, su administración promovió la creación de la llamada “República de Estudiantes”, un espacio simbólico orientado a fortalecer el sentido de pertenencia estudiantil. También se impulsaron programas de salud, actividades deportivas y nuevas líneas de becas que buscaron contener a una población estudiantil cada vez más golpeada por la crisis económica.
La gestión de Víctor Moriñigo deja una huella institucional clara, con avances en inclusión, modernización y relaciones internacionales, sobre todo, en tiempos donde la universidad es disputada simbólica y materialmente, la figura del rector no solo debe administrar recursos y generar redes, sino también representar con solvencia los valores del pensamiento crítico, la ciencia y la educación superior.
La UNSL, como muchas universidades argentinas, atraviesa un momento crucial. En terminos instituionales, la pregunta que debe hacerse tras la herencia de la gestion Moriñigo, es si el modelo de gestión que encarno el rector saliente preparo a la institución para el futuro, o si simplemente la mantuvo en pie mientras la crisis estalla en los pies.



En la Universidad de Estambul Beykent entre el 31 de julio y el 3 de agosto de 2025


La historia del mundo a través de la alta competición deportiva
