Conexión Autogestionadas: opacidad institucional y precarización laboral

Réquiem para la educación publica de San Luis

General13 de febrero de 2025
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Las llamadas escuelas políticas – escuelas autogestionadas de San Luis se crearon en 2001 como parte de una política educativa implementada por el gobierno provincial de San Luis bajo la conducción de Adolfo Rodríguez Saá. Estas escuelas tenían como objetivo proporcionar un modelo educativo autónomo, donde la gestión y la toma de decisiones no dependen directamente de las autoridades nacionales o provinciales, sino que se otorgan a las comunidades educativas (directores, docentes, padres, etc.) para administrar los recursos, el currículo y otras decisiones importantes. De esta manera, el estado buscaba deslindar su responsabilidad como patronal, siendo los docentes contratados, empleados de estas asociaciones que en mas de veinte años de funcionamiento, volvieron el trabajo docente mas precario y con contratos de pocos meses.

El economista Juan Carlos Broda, conocido por su enfoque neoliberal y por haber asesorado a diferentes gobiernos, tuvo un papel importante en la formulación del modelo de escuelas autogestionadas en San Luis. Broda fue uno de los principales asesores económicos del gobierno de Rodríguez Saá en esa época, y fue quien introdujo el concepto de autogestión y privatización parcial de la educación pública en la provincia.

Broda, un economista cercano a ideas de mercado libre y privatización, influyó en el diseño del modelo educativo al sugerir que la gestión de las escuelas se descentralizara y se basara en principios de gestión empresarial. Según su visión, la autonomía y la autogestión de las escuelas permitirían una mayor eficiencia en el uso de los recursos, una gestión más flexible y la posibilidad de que las escuelas pudieran adaptarse mejor a las necesidades locales y a las demandas del contexto socioeconómico.

En el modelo propuesto, se creaba una figura de gestores educativos que reemplazaban a los tradicionales directores de escuelas públicas. Estos gestores eran integrantes de las asociaciones de las escuelas y a su vez directivo, lo que significaba qe eran “juez y parte”, una clara debilidad del modelo.

A las asociaciones administradoras, se les brindaba una considerable autonomía en cuanto a los recursos financieros, la selección de personal y la organización del currículo. La idea era que, al tener más poder de decisión, las escuelas podrían ofrecer una educación más adecuada a las demandas del mercado y mejorar la calidad educativa.

Las autoridades educativas en diversas gestiones de los hermanos Rodriguez Saa fueron acusadas de falta de transparencia en los concursos para la administración de las escuelas,  precarización laboral con contratos de pocos meses, la influencia política en la selección de personal y la opacidad en la gestión de recursos, sin que el gobierno de la provincia adoptara ninguna medida en favor de los docentes. Generalmente, los docentes en estas escuelas solian tener salarios inferiores a los de las escuelas públicas tradicionales y carecen de estabilidad laboral, lo que afectaba su seguridad social y jubilación. 

Se suele comparar el modelo de las escuelas autogestionadas de San Luis con las escuelas charter de Estados Unidos, señalando que, aunque ambas buscan mayor autonomía, las de San Luis presentan adaptaciones significativas que pueden diluir la competencia con el sector público tradicional. Además, se ha criticado la falta de participación docente en la creación de estos proyectos y la segmentación y fragmentación de los servicios educativos que resultan de estas políticas.

En muchos casos, las aulas están pobladas con casi cuarenta estudiantes lo que genera distintas dificultades para docentes y estudiantes que afectan directamente la calidad educativa y las condiciones. El docente se ve obligado a gestionar una mayor cantidad de estudiantes, lo que incrementa la carga de trabajo en términos de planificación, corrección de tareas y evaluación. Esto puede llevar a que el docente no pueda atender adecuadamente las necesidades individuales de cada estudiante.

Con un número elevado de alumnos, las oportunidades para una atención personalizada se reducen. Algunos estudiantes pueden quedar rezagados si no reciben el apoyo necesario. En aulas con muchos estudiantes, el ruido y la distracción suelen aumentar, lo que dificulta que los estudiantes se concentren y que el docente pueda mantener el orden y el enfoque en la enseñanza. Por otro lado, gestionar un grupo grande de estudiantes puede ser emocionalmente y físicamente agotador para el docente, lo que puede repercutir en su bienestar y en la calidad de su enseñanza.

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La legislación sobre el número de estudiantes en el aula en Argentina

En Argentina, la Ley Nacional de Educación (Ley N° 26.206, sancionada en 2006) establece ciertos lineamientos para garantizar la calidad de la educación. Aunque no especifica un número exacto de estudiantes por aula en todos los niveles, se señala que las condiciones de enseñanza deben ser adecuadas para el desarrollo del proceso de aprendizaje.

Sin embargo, en la Ley de Educación Nacional y en la legislación educativa de cada provincia, se recomienda un número óptimo de estudiantes por aula para asegurar que los docentes puedan brindar una atención adecuada y para que los alumnos tengan mejores oportunidades de aprendizaje. En general, se considera que el número ideal de estudiantes por aula debería estar entre 25 y 30 para asegurar una buena calidad educativa.

Algunas provincias, como Buenos Aires, tienen regulaciones más específicas. En algunas disposiciones, por ejemplo, se establece que en las escuelas primarias, el número máximo de estudiantes por aula no debe superar los 35 alumnos. En nivel secundario, aunque la cifra puede variar, también existen disposiciones que apuntan a un límite de entre 30 y 35 estudiantes por aula.

En su reciente entrevista brindada a los periodistas Emiliano Pascuarelli y Daniel Poder ,de la plataforma San Luis+ (Canal 13 San Luis), el gobernador de San Luis Claudio Poggi a pesar de mostrarse en muchas oportunidades en favor de la educación y de mejores condiciones, evito hablar sobre las escuelas autogestionadas implementadas por Adolfo Rodríguez Saá y las generativas de su hermano Alberto. En su campaña, Poggi afirmo “que iba a dejar lo que andaba bien e iba a sacar lo que andaba mal”, sin brindar mayores precisiones. Lo cierto  es que el aporte de estas asociaciones a la calidad del sistema de educación publico de San Luis deja mas dudas que certezas.

 

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