Derecho y Tecnologia

Actualidad11 de marzo de 2024
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Imagen - blog.lemontech.com

El impacto global de las innovaciones tecnológicas y su rápido despliegue están desafiando la funcionalidad del Derecho, poniendo en riesgo su desarrollo y evolución. Existe una percepción de obsolescencia inminente y una incapacidad para regular de manera efectiva los nuevos supuestos que surgen repentinamente. En la actualidad, el mundo enfrenta una crisis significativa de valores e identidad, donde la persona humana, impulsada por las demandas de una sociedad de rendimiento, se somete completamente a las nuevas tendencias.

Esta crisis no solo afecta al ámbito social, sino que trasciende a todas las disciplinas científicas, generando una constante necesidad de adaptación. Desde una perspectiva aristotélico-tomista sobre el hombre, la política y el bien común, surge la pregunta sobre qué función debe desempeñar el Derecho frente al impacto de los avances tecnológicos. Se exploran los efectos de estos cambios en las relaciones humanas, la autopercepción y la moral en un contexto caracterizado por la ligereza moral y simplismos.

En el trabajo "El Derecho en la nueva era tecnológica" Julia Inés Imperiale  busca indagar sobre la problemática que enfrenta el desarrollo del pensamiento jurídico en una sociedad revolucionada por la propagación de nuevas tecnologías. Se destaca la dificultad que enfrentan las ciencias humanas al perder su función transicional entre lo teórico y lo práctico, convirtiéndose en meras herramientas utilitarias. En este contexto, se plantea la necesidad de redimensionar el Derecho para adaptarse a los desafíos de la era tecnológica.

Desde una perspectiva aristotélico-tomista, la autora cuestiona la función que el Derecho debe adoptar frente al impacto de los avances tecnológicos, considerando la necesidad de regular los efectos en las relaciones humanas y el bien común. El artículo explora la relación entre el hombre, la técnica y el Derecho, destacando la capacidad humana de modificar y transformar su entorno para asegurar su supervivencia.

El texto plantea la pregunta de cómo regular en una era donde el ser humano se desvía de su centro espiritual y se somete a sistemas tecnológicos desconocidos. Además, se aborda la necesidad de redimensionar el Derecho para adaptarse a los desafíos de la era tecnológica. El artículo destaca la importancia de comprender la acción humana como clave para entender la relación entre el hombre, la tecnología y el desarrollo del Derecho.

Julia Ines Imperiale afirma que la discusión pública sobre los riesgos asociados a la modernización y la defensa colectiva de los derechos fundamentales se presenta como el camino adecuado para la reconversión del ámbito jurídico y social. En este contexto, la disciplina jurídica debe reformar su enfoque para adaptarse a una sociedad globalizada, sin perder de vista sus principios generales, pero manteniéndose receptiva a la colaboración interdisciplinaria para abordar los nuevos desafíos en su aplicación práctica. La colaboración internacional para establecer nuevas normas representa uno de los mayores desafíos, dada la posible confrontación cultural y política en torno a cuestiones éticas y morales fundamentales.

Imperiale destaca que ese desafío, lejos de ser un obstáculo, se presenta como una oportunidad para el desarrollo eficiente de tareas políticas y jurídicas. En tiempos de cambios profesionales significativos, la regulación debe centrarse en la protección de la esencia humana en un entorno desafiante, asegurando el resguardo de los derechos inherentes a cada individuo. En medio de crisis, se abre la oportunidad de cuestionar y desafiar modelos existentes, instando a la mejora y adaptación de la perspectiva jurídica para abordar las nuevas necesidades del mundo actual. El Derecho, como forma de conocimiento, tiene la responsabilidad de buscar la verdad en lo justo. Para ello, debe fundamentarse en la ley, que busca el ordenamiento hacia el bien común. Este principio debe mantenerse incluso en los momentos más difíciles del desarrollo de la disciplina. La ley y su aplicación deben contribuir al bienestar de sus destinatarios, guiándolos en función de la virtud y la justicia divina.

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