El argentino Faustino Oro, de 10 años, derrotó a Magnus Carlsen, el mejor jugador del mundo

El 23 de marzo de 2024 quedará marcado como un día memorable en la historia del ajedrez, cuando el prodigioso Faustino Oro, un niño argentino de tan solo 10 años, logró derrotar a Magnus Carlsen, el considerado mejor jugador del mundo, en una partida "bullet" del circuito de torneos Bullet Brawl en Chess.com.

Faustino, apodado cariñosamente como "El Messi del ajedrez" por la prensa española, ha demostrado repetidamente su habilidad excepcional en el tablero desde que comenzó a jugar hace apenas cuatro años, coincidiendo con el inicio de la pandemia por COVID-19. Sus padres, Alejandro y Romina, tomaron la decisión de trasladarse a España para apoyar el crecimiento deportivo de su hijo, dejando atrás sus trabajos y su vida anterior.

El niño, conocido como Fausti, se sumerge diariamente en el mundo del ajedrez, dedicando numerosas horas a clases con profesores especializados, viendo videos, aprendiendo nuevas estrategias y jugando partidas por diversión. Su dedicación y pasión lo han llevado a alcanzar logros impresionantes, como derrotar a Hikaru Nakamura y ahora, a Magnus Carlsen.

El encuentro entre Faustino y Carlsen se produjo en medio de un torneo de ritmo rápido, donde los jugadores compiten por acumular la mayor cantidad de puntos en un período de tiempo determinado. La partida fue emocionante y electrizante, con Faustino mostrando confianza y determinación en cada movimiento. Calsen jugo mal la apertura intentando sorprender y debio luchar durante todo el juego. Finalmente, el argentino logró una victoria histórica cuando Carlsen cometió un error crucial, lo que llevó a su rendición y al triunfo del joven argentino.

Esta hazaña no solo destaca el talento excepcional de Faustino, sino que también muestra cómo el ajedrez, un juego intemporal, puede ser una plataforma para que jóvenes talentos como él brillen y dejen su marca en el mundo. Su victoria contra Carlsen seguramente inspirará a muchos otros niños a perseguir sus sueños en el tablero de ajedrez.