"No odiamos suficientemente a los periodistas": El ataque sistemático de Milei contra la prensa

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El presidente Javier Milei volvió a encender la polémica con un nuevo ataque contra la prensa. A través de su cuenta de X (ex Twitter), publicó: "No odiamos suficientemente a los periodistas", una frase que resume su relación conflictiva con los medios y que reaviva el debate sobre su visión de la democracia y el rol del periodismo.

Milei llegó al poder detectando el descontento de millones de argentinos cansados de gobiernos que no resolvieron sus problemas económicos. Con un discurso brutal y técnico a la vez, se presentó como el outsider que venía a romper con el sistema. Pero su batalla no fue solo contra la política tradicional, sino también contra los medios de comunicación, a los que acusa de ser parte de una "casta" privilegiada.

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¿Por qué Milei odia a la prensa?
Para Milei, los medios son un obstáculo. Su estrategia de comunicación se basa en las redes sociales, donde no hay intermediarios y puede llegar directamente a sus seguidores con mensajes personalizados. Según él, los periodistas "odian las redes" porque pierden el monopolio de la información. Pero esa idea es falsa: los periodistas no odian las redes, las usan como herramienta de trabajo. La diferencia es que difundir un tuit no es hacer periodismo.

El periodismo implica verificación, contexto y análisis. Cualquiera puede publicar un dato en X, pero eso no lo convierte en periodista, así como cantar "Feliz cumpleaños" no convierte a alguien en músico. Milei, sin embargo, no distingue entre periodismo y propaganda. Para él, todos los medios que no lo alaban son "mentirosos" o "corruptos". Su objetivo parece ser reemplazar la información profesional por un relato único: el suyo.

El manual del autoritarismo: atacar a la prensa
Su táctica no es nueva. Como describe Giuliano da Empoli en "Los ingenieros del caos", líderes como Beppe Grillo (Movimiento 5 Estrellas, Italia) usaron el mismo método: señalar a un periodista cada día para generar un clima de hostilidad y autocensura.

Ataques personales: Desde Roberto Navarro hasta Jorge Fontevecchia, nadie queda fuera de su lista.
Incitación al odio: Frases como "no odiamos suficientemente" normalizan la violencia. Navarro, por ejemplo, terminó golpeado y hospitalizado días después de ser señalado.
Confusión deliberada: Mezcla periodistas con comunicadores oficialistas para deslegitimar a todos.


Milei argumenta que solo "expresa su opinión", pero hay una línea clara entre criticar e incitar al odio. Cuando un presidente con poder represivo llama a odiar a la prensa, no es un simple disenso: es una amenaza a la democracia. El periodismo no es infalible, pero su función es esencial: investigar, cuestionar y evitar que el poder actúe sin frenos. Si la sociedad acepta que un presidente demonice a la prensa, el próximo paso será aceptar que decida qué noticias existen y cuáles no.

El verdadero objetivo es silenciar las críticas La pregunta no es por qué Milei ataca a la prensa, sino cuándo la sociedad dirá "basta". En un país con la historia de Rodolfo Walsh y José Luis Cabezas, el silencio no es una opción. Porque cuando un presidente pide más odio contra la prensa, en realidad está pidiendo menos democracia.

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