Ghosteo: ¿una crueldad emocional moderna o una medida legítima de autoprotección?

MundoAyer
couple-3519503_1280

Las relaciones humanas han cambiado drásticamente con la llegada de las plataformas digitales. Las aplicaciones de citas han facilitado conocer nuevas personas, pero también han fomentado prácticas como el ghosting —desaparecer sin dejar rastro, sin explicaciones ni despedidas—. Lo que alguna vez se consideraba impensable en una interacción humana básica, hoy es parte común del paisaje emocional digital. Pero, ¿es siempre condenable el ghosteo? ¿O existen circunstancias en las que este acto de desaparición repentina puede ser comprensible, incluso necesario?

Ser ghosteado no es simplemente ser ignorado: es ser anulado. La psicóloga Jennice Vilhauer, experta en relaciones interpersonales, lo describe como un dolor real, comparable al físico. No se trata solo de no recibir una respuesta, sino de quedarse sin explicación ni cierre emocional. En lugar de una conversación difícil pero honesta, la persona que ghostea elige el vacío. Y ese vacío, según los expertos, deja espacio para la ansiedad, el auto-cuestionamiento y la inseguridad. En un mundo donde cada notificación puede traer esperanza o desilusión, el ghosteo puede hacer tambalear la autoestima. Peor aún, la ausencia de razones concretas abre la puerta a la imaginación: ¿Hice algo mal? ¿No valgo la pena? ¿Qué pasó realmente? Las respuestas no llegan, y la incertidumbre crece. El ghosteo no es sólo una muestra de falta de empatía; también puede ser una forma de evasión emocional. Vivimos en una cultura donde evitar el conflicto se ha vuelto la norma. ¿Para qué tener una conversación incómoda si se puede simplemente desaparecer?

El profesor Rich Slatcher argumenta que la deshumanización digital facilita esta conducta. En el anonimato de las aplicaciones de citas, la otra persona puede parecer más un perfil que un ser humano. Esto, combinado con la falta de compromiso en las fases tempranas de una relación, crea el caldo de cultivo perfecto para el ghosteo. No obstante, es importante señalar que muchas veces el ghosteo no es planificado. Algunas personas no saben cómo rechazar sin herir, otras simplemente se abruman y postergan la conversación hasta que se vuelve inexistente. Como apunta el Dr. Gili Freedman, a veces el ghosteo es una forma de autoprotección ante experiencias previas de rechazo que resultaron agresivas o amenazantes.

¿Cuándo es aceptable el ghosting?
Aunque en la mayoría de los casos el ghosteo puede ser visto como una falta de respeto emocional, hay escenarios donde este acto puede considerarse legítimo —e incluso necesario—.

1. Situaciones de abuso o peligro: Cuando la otra persona ha sido agresiva, invasiva, manipuladora o ha ignorado límites explícitos, cortar la comunicación sin explicación puede ser una medida de seguridad. No siempre es posible razonar con quien representa una amenaza.

2. Comportamientos inapropiados o irrespetuosos: El envío de imágenes no solicitadas, acosar, invadir espacios personales o vulnerar la privacidad son actos que no requieren una "despedida cordial". En estos casos, protegerse es prioridad.

3. Dinámicas breves sin conexión real: Aunque no todos los expertos coinciden, algunas personas sostienen que tras una o dos interacciones muy superficiales, especialmente por chat, el ghosteo puede ser menos dañino. Aun así, un mensaje breve como “no sentí conexión” suele ser más humano.

Hacia una cultura de mayor responsabilidad emocional
El ghosteo puede ser comprensible en casos límite, pero en la mayoría de las situaciones es una forma de evitar la incomodidad a costa del otro. Asumir la responsabilidad emocional —aunque solo sea con un mensaje breve— ayuda a construir una cultura de mayor respeto y cuidado mutuo. La solución no es radical: no se trata de obligar a las personas a mantenerse en relaciones que no desean, sino de fomentar formas más conscientes y empáticas de ponerles fin. Tal como dijo Vilhauer, no siempre podemos predecir cómo reaccionará la otra persona, pero brindar una mínima claridad siempre es mejor que el silencio total.


El ghosting es, en general, una experiencia dolorosa y deshumanizante. En una sociedad que busca cada vez más el bienestar emocional, normalizarlo como parte del "juego de las citas" es peligroso. Sin embargo, no todo ghosteo es un acto de crueldad: en algunos casos, es una forma de protegerse o una respuesta a límites vulnerados. La clave está en discernir: ¿Estoy ghosteando porque temo una reacción violenta o porque no quiero lidiar con una situación incómoda? Si es lo segundo, quizá el verdadero acto de madurez sea enfrentar la conversación y darle al otro —y a ti mismo— el cierre que merecen.

Te puede interesar
Lo más visto